Experiencias de viajeros en Irán, No 8
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Experiencias de viajeros en Irán, No 8

 Griegos, Persas y Persépolis

Juan Gonzalo Jiménez, catedrático de lengua y cultura griega, ya jubilado y entusiasta de conocer culturas distintas al etnocentrismo europeo.

Cuando se pasa por Teherán se contempla la Torre Azadi, fundada por Reza Pahlevi en 1971 para conmemorar los 2500 años de la fundación del Estado de Irán por los Aqueménidas.

Darío I fundó la ciudad de Persépolis en el 418 a.de C., como una ciudad ceremonial para festejar la entrada al nuevo año zoroastriano, el Nowruz, y como capital administrativa, no militarizada del Imperio, para recibir el vasallaje de los embajadores del Imperio, que cada año conmemorando la entrada al nuevo año, acudían a Persépolis para rendir homenaje al Gran Rey. La continuaron Jerjes I y su nieto Artajerjes I hasta que desapareció en el 329 a.C. 

Este período aqueménida representa la expansión más importante del Imperio persa y también la desaparición con Darío III en su enfrentamiento con Alejandro Magno. Visitar la antigua ciudad llamada Parse por Darío, Persépolis por los griegos, fue para mí una gran ilusión por recordar toda la historia de enfrentamientos entre griegos y persas, pero también la grandiosidad de esta ciudad  y las tumbas de los Reyes del gran Imperio del siglo V a.C.

Estos dos pueblos indoeuropeos con lengua común nunca tuvieron relaciones amistosas durante dos etapas: la primera intentando Darío, Jerjes y Artajerjes conquistar Grecia (Maratón, Salamina, Platea, Micala y Eurimedonte) con derrotas sucesivas para los persas, pero sin consecuencias significativas para el Imperio Persa, aunque sí políticas, pues firmaron la paz con la Liga délico-ática y nunca más hubo enfrentamientos entre Grecia y Persia hasta el intervención militar macedónica de Alejandro en el 334 a. C.en tiempos del joven e inexperto Darío III conquistando  Persia (334-327) y destruyendo la Apadana de Persépolis en el 329.

Pero sí hubo grandes repercusiones políticas económicas y militares en Atenas fortaleciéndose la democracia,fundándose la Liga délico-ática comandada por Atenas para defenderse de un posible ataque persa,que nunca aconteció,y  embelleciendo la Acrópolis de Atenas. 

Me ilusionó entrar por la escalinata sur que da acceso al Palacio de Audiencias, la Apadana, edificio de 36 columnas y 20 metros de alto y capiteles de hojas, dobles volutas con dos toros alados tumbados, y contemplar las grandes murallas, el Trípylon, el Tesoro, la impresionante puerta de las Naciones flanqueada por dos toros alados (Lamassu), divinidades protectoras asirias, el gran Palacio y otras dependencias de esta hermosa ciudad construida para impresionar a los embajadores procedentes de las 23 naciones de imperio.

Es impresionante esta escalinata sur, muy bien conservada,de acceso a la plataforma superior por la que desfilaban, impasibles, los embajadores de las 23 naciones sometidas para llevar al Gran Rey las ofrendas de sumisión. Desfilan en procesión casi religiosa con los atuendos típicos de su país: elamitas, babilonios, árabes,asirios, egipcios, armenios, lidios, partos, jonios,..., y encontrarse con la Apadana donde eran recibidos por el Gran Rey, al que entregaban las ofrendas de sumisión. Todos estos embajadores marchan sincronizados a la misma distancia, hieráticos mirando al frente y con el mismo paso. Es como una procesión religios, en silencio, con una mirada perdida y esperando llegar ante el Rey para ser recibidos con toda solemnidad en la Apadana.

Al salir por el norte de la puerta de las Naciones se topaban de frente con la escalinata monumental hacia la sala de audiencias, la Apadana. En el centro de ella está el trono del Rey Darío,precedido por su heredero el príncipe Jerjes. (Este bajorrelieve magnífico hay que verlo en el museo Nacional de Teherán). Delante de Darío está el chambelán a distancia a Darío, seguido de un soldado y otra persona anunciando la llegada de los embajadores.! Qué pena que esta gran sala de audiencias de 3.600 metros cuadrados, llena de alfombras en paredes y suelo y con techumbre de madera, fuera incendiada, tal vez casualmente, en una noche de fiesta báquica!. Nunca se podrá saber el origen del incendio. 

Aún hoy en día es una maravilla poder contemplar las ruinas de una ciudad que fue construida para  embelesar a las embajadas de las 23 naciones del Imperio y que anualmente acudían para entregar los tributos al Gran Rey y festejar la entrada del año nuevo zoroastriano.

Persépolis era la ciudad que rivalizaba con la hermosa Babilonia, no incendiada que se convirtió en la capital del Imperio efímero de Alejandro Magno,tras la conquista del Imperio persa,ya muerto Darío III y  ser proclamado faraón de Egipto, Rey de Macedonia y Gran Rey de Persia.

FIRMADO :

                       Juan Gonzalo Jiménez

 

 
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